Conservación del Patrimonio por encima de los intereses particulares
El Patrimonio Cultural es un legado acumulativo que se enriquece y se transmite. Mientras que las personas tenemos una duración limitada, la memoria de nuestra historia trasciende esa limitación. La duración del Patrimonio es ilimitada e indefinida.
El Patrimonio sólo termina cuando se le da muerte, cuando se le destruye o derriba. En el caso de las ciudades y el territorio, si no es por causas de catástrofe natural, el Patrimonio sólo se ve amenazado por intereses particulares cuando entra en conflicto la permanencia de un bien por el negocio puntual que pueda sufrir un suelo.
Por ello se impone una limitación de la propiedad por razones de interés general derivadas de tos intereses artísticos (y patrimoniales) nacionales, que en este caso define la Ley de Patrimonio del Estado Español (Ley 16/1985).
Sin la limitación de la propiedad particular no hay modo de hacer nada eficaz en orden a la conservación de estas ciudades artísticas. Es algo muy fundamental. Es algo en que forzosamente hemos de ser radicales los que propugnamos esa conservación en bien de la cultura española y del prestigio nacional. Los propietarios disconformes con este principio tienen una solución: transmitir su propiedad para vivir en otras ciudades de vida industrial absolutamente distinta.
Compatibilidad: un equilibrio posible
Lo repetimos una vez más: no estamos en contra de nadie, sino a favor del Patrimonio. Como Acción Pública, tenemos la firme convicción de que el Patrimonio es cosa de todos, y si es un deber de la Administración protegerlo, también es un deber del pueblo civil y soberano exigirlo y reivindicarlo.
Desde las asociaciones llevamos pidiendo una salida consensuada entre todas las partes afectadas. Siempre hemos estado por la labor de buscar un consenso, siempre y cuando se admitiese la protección parcial del edificio. Nuestro margen de negociación admitía la pérdida de dos terceras partes para la operación urbanística frente a la conservación de la tercera restante, que sería la superficie que ocupa la edificación histórica de las Cocheras. Pedíamos la conservación de cerca de 10.000 m2 de una parcela de más de 37.000m2.
Lamentablemente, el Ayuntamiento de Madrid no se ha dignado a recibirnos a pesar de habérselo solicitado en reiteradas ocasiones, incluso por registro y de manera oficial.
La compatibilidad era una fórmula de buscar la coexistencia del Patrimonio y la iniciativa residencial. Por desgracia, ni la Administración ni los inversores han aceptado nunca esta posibilidad, sin siquiera intentar valorar una opción viable.